CHARLES DARWIN. EL ORIGEN DE LA RUPTURA

Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Shropshire, Inglaterra, el 12 de febrero de 1809 en el hogar familiar, llamado "The Mount" (El monte). Hoy se cumplen 205 años, que aunque no es un número redondo nunca está de más recordar su figura. Su famoso viaje en el Beagle duró casi cinco años, zarpando de la bahía de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 y arribando a Falmouth el 2 de octubre de 1836. El joven Darwin dedicó la mayor parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme y a recopilar ejemplares, mientras el Beagle realizaba su misión científica para medir corrientes oceánicas y cartografiando la costa. Durante este viaje Darwin imaginó y diseñó el que sería uno de los libros científicos más importantes de la historia, “El origen de las especies”, una fractura absoluta con respecto a la doctrina cristiana de la época, ya que introducía una nueva idea, la evolución como elemento decisivo en la formación de especies, al contrario que el creacionismo, una creencia extendida sólo que carente de la más pequeña prueba de veracidad. Darwin pasó a ser un hereje, pero el tiempo, pese a quien pese, le ha dado la razón. Al menos, la existencia de Dios es rebatida científicamente y pasa a ser de ese modo tan sólo una reliquia del pasado, o al menos debería ser, ya que aún la mayoría de la población de este planeta no concibe una existencia sin un Dios creador y director. Este es su legado, el de un visionario que abrió los ojos a un mundo sin creencias basadas en la tradición, y sólo basadas en el estudio y la demostración científica.

Juan F. Escudero