Quiero pedirte una última cosa, plegaria desesperada, grito
desgarrador que reverbera en el aire y rebota en las paredes. Con la esperanza
de que las grietas que unen sus piedras se abran tan sólo unos instantes para
dejar escapar ese aullido descontrolado.
He perdido la noción del
tiempo y aunque me maldigo por ello ya sé lo que significa vivir sin el. Eso me
ayuda a llevar mi sufrimiento. Si, no sé cuando viene el día y cuando la noche
pero tampoco mi descanso ni mi tortura, y eso me alivia.
Recuerdo en vagas nubes
de memoria que rascaba con rabia las rocas de mi cárcel poniendo franjas
horadadas en ellas en cada resplandor que se filtraba por la ranura de mi
puerta. No sé cuando perdí la cuenta de
aquellas marcas, ni siquiera las recuerdo porque ahora cuento las noches por
las violentas señales que en mi cuerpo se graban después de sus visitas.
He aprendido a disimular
mi rabia porque me di cuenta que el monstruo disfrutaba con ella. Ahora ahogo
mis gritos para luego vomitarlos con una triste lluvia que brota de mis ojos
cuando el monstruo se marcha con una sonrisa en su máscara.
Siento pena por todo lo
que me ha arrebatado, de mi inocencia maltrecha y mis ilusiones amordazadas.
Los sonidos de aquellos
metales ya son una parte de mí y no me asustan, simplemente oigo los goznes
como giran la hoja oxidada y la sombra del monstruo me mira durante una
eternidad desde el quicio de la puerta.
Pero le observo a dos
metros del suelo. Veo mi cuerpo estremecerse, mis muñecas amoratadas de los
grilletes y las piernas en carne viva sacudidas por sus latigazos. La sangre
cae entre mis pechos, brazos y muslos y aunque me veo gritar con terror ninguno
de los dos me escucha.
La sombra se marcha y
quedo inmóvil con los ojos abiertos y con la extrañeza en el corazón al notar
que esta vez no me ha dolido.
Vicente Vázquez
Un preludio contundente. Me ha gustado mucho, gracias Vicente.
ResponderEliminarMe quedo con ganas de más...
ResponderEliminar¿Hay un continuará Vicente?
Mamen Manzano.
Opino como Mamen, Se me queda corto. Animate y deleitanos con un poco más de Preludio. Un abrazo Vicente.
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