Corría
el año 1340 del Nuevo Imperio Egipcio, cuando llegué a esa vasta tierra
atravesada por el omnipresente río Nilo.
Quedé
admirado de las funciones que le atribuían. Casi como un dios, de él no sólo
dependían las estaciones, sino también la alimentación y la vida de sus
habitantes.
-¡Qué
buen caldo de cultivo para escribir mi relato! –pensé
He
de decir, que me dedicaba a uno de los oficios más alabados del reino: escriba.
Pero también, que mis pretensiones eran otras…
No
quería implicarme en las ocupaciones tradicionales de estos trabajadores. Ni me
apetecía contar el grano de las cosechas, ni mucho menos cobrar impuestos.
Mi
idea era mucho más pretenciosa: quería escribir sobre la diosa NUT, reina y
señora del Universo.
Desde
niño, mi padre me leía cuentos sobre ella y mi interés por su persona se había
acrecentado a lo largo de los años.
Cogí
un papiro, y tal como mandaba la tradición, me encomendé al dios TOT (que es el
que con su poder, ayuda a los escribas en tan importante arte).
Tras
el obligado ritual, me puse manos a la obra.
A
la vez, observaba por la ventana el ir y venir de las personas.
En
esas estaba, cuando vislumbré a una mujer de belleza inigualable. Iba adornada
con exquisitas joyas y un alto tocado azul, lo que me hizo comprender que se
trataba de la reina.
Andaba
absorto en dichos pensamientos cuando llamaron a la puerta. Al abrir, quede
inmóvil ante ella. Sabía poco de las reglas de la corte, pero la conveniente
mirada de cuatro esbirros hizo que me pusiera de rodillas.
-Me
llamo Nefertiti- dijo la dama.
-Mi
nombre es Tramses Amón- me oí diciendo como un autómata.
-Lo
sé y precisamente por ello he venido a visitarle- susurró Nefertiti.
Quiero
encargarle algo.
Empecé
a ponerme visiblemente nervioso: no sólo por la majestuosidad que de ella
emanaba, sino por el enredo que suponía para mí el no poder seguir con mi
ansiada tarea.
-Necesito-
prosiguió ajena a mi pesar- que me redacte un manuscrito para el templo. Sé que
no debería haber venido y la osadía que representa, pero soy una reina poco convencional-
dijo con una sonrisa.
-¿Y
sobre que tengo que hablar?- pregunté un poco fastidiado.
-Quiero
que hable sobre mi madre- informó la reina.
-Ahora
si que no entendía nada. ¿Cómo sabía quién era yo y por qué decidía hacerme tan
ilustre encargo?
-Señora
creo que se equivoca, debería mandárselo a un sacerdote, ya que ellos saben más
sobre la historia de este país- expliqué como pude.
-Creo
que pocas personas sabrán tanto de NUT como usted-dijo la soberana.
-¿Cómo
ha dicho? ¿NUT?- pregunté asombrado.
-En
efecto, ella era mi madre- contestó Nefertiti.
El
agobio inicial de mi cara, se transformó en interrogación. ¿Cómo era posible?
¿Nefertiti hija de NUT?
-Pero…pero…
ella tuvo 5 hijos, y no hay documentación alguna en la que aparezca su nombre-
comenté a la reina.
-Claro
que no. Soy su hija secreta, al igual que tu padre era su hermano.
-¿Qué
somos familia?- dije- Esta si que es buena.
-
Me ha costado tanto encontrarte. Era su gran deseo. ¿Querrás ahora escribir su
historia?
-Por
supuesto. Será para mí un verdadero honor hablar de la maravillosa creadora de los
astros- contesté emocionado.
En
verdad no podía pedir mayor inspiración: la mismísima Nefertiti, hija de NUT,
sería mi confidente y guía. El destino me sonreía y no pude sino mirar al cielo
y acordarme de tan perfecta diosa.
Sin
pensarlo cogí el papiro de nuevo, y empecé a escribir el relato que ahora estás
leyendo.
¡Bienvenido
al fantástico mundo de NUT, reina de los cielos!
Mamen Manzano