TRILCE ISLA LITERARIA

TRILCE ISLA LITERARIA

martes, 25 de junio de 2013

UNA LIMOSNA



      Entre la viscosidad del lodo que se amontonaba en el centro de la plaza  producido tanto por las eternas lluvias como por las inmundicias, orines y deshechos que se vertían desde las ventanas de confortables  posadas y casas; aún se podía encontrar algún vestigio de vida. Ya hacía varias horas que las sombras cubrían el pequeño pueblo medieval aunque bien podríamos estar hablando de una villa anterior como de una gran ciudad moderna en pleno Siglo XXI.
      A pesar de la bajeza del lugar dos pares de ojos vacios de vida rebuscaban entre el cieno algo que llevarse a sus bocas. De repente unos pasos repiquetearon  en el empedrado romano y dos distinguidos caballeros se acercaron a la plaza entonando gráciles tonadillas abrazados para no caerse.
      — Una limosna señores para dar de comer a mi hija —Las palabras quebradas se las llevó el viento mientras los ilustres las bordeaban para ni siquiera acercarse a ellas.
      — ¿Ya tenemos comida? —Gritó la pobre niña con la esperanza inagotable de la niñez.
      La madre, con los ojos llorosos la abrazó tiernamente —Ya pronto niña, ya pronto.
      Pasaron las horas y la noche cerrada cayó sobre sus almas y pasaron dos y pasaron tres y así, uno tras otro, los felices caballeros se recogieron en sus casas sin atenderlas ni tener misericordia de las mujeres.
      Con las primeras luces del alba un mendigo que rebuscaba unos metros más abajo se acercó a madre e hija y les tendió un mendrugo de pan, única cosecha que aquella noche le había traído.
      —La madre fuera de sí se acercó a su hija —¡Ya ha llegado, toma el pan hija mía!
      Pero la niña, fría y blanquecina, no pudo contestar porque aquella noche había cerrado para siempre sus pequeños párpados mientras a unos metros de ella veía pasar sin detenerse la parte más oscura del ser humano.

4 comentarios:

  1. A mi también me gusta, Vicente, además de estar de actualidad ese tono inmisericorde en algunos (solo en algunos, casualmente en los más pudientes) estamentos de la suciedad en la cual nos ha tocado vivir.

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  2. Como bien dices,podria pasar en pleno siglo XXI y de hecho pasa. Si no,que se lo digan a todas esas personas, que tienen que rebuscar ese trozo de pan del que hablas, en los contenedores de basura. Un relato bonito y tristemente real.

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