Valdemoro amanece…
Como cualquier lugar tal vez,
pero con aires de antaño.
Sus tejas se tiñen de colores de
otras épocas,
iluminadas por el profundo destello,
de los rayos que apenas
despiertan.
Valdemoro bosteza…
Sintiéndose villa de ferias y
ganados,
rescatando los recuerdos,
de fiestas y corridas taurinas,
con el pensamiento de que siempre,
será verde y luminoso,
como un campo recién segado.
Valdemoro se levanta…
Con paso firme y decidido,
evocando en cada calle o fachada,
el esplendor de su día a día.
Resurge del letargo del sueño,
de la noche acompasada y lluviosa,
buscando matices en la frondosa
naturaleza.
Valdemoro almuerza…
Con gente que pasea y visita,
sus múltiples edificios.
Escucha los murmullos de noticias
presentes y futuras,
en la aparente quietud
de su espíritu inanimado.
Valdemoro sestea…
Mientras el calor de las casas
olvida sus calles frías de
invierno,
aunque siempre hospitalarias
al peregrino que llega,
buscando en su historia
ecos de duques y reyes.
Valdemoro atardece…
Entre fogones y libros.
Se regocija con las risas y juegos
de los niños,
que siembran de alegría,
sus paseos y avenidas.
Se prepara y recoge presuroso,
la cosecha fértil,
de otra jornada más de dulce
sosiego.
Valdemoro duerme…
Con ruedas de carro y sillas de mimbre,
agradeciendo y reviviendo cada
segundo,
de lo que fue, es y será.
Se despide con amor y cariño,
sin olvidar jamás, que bajo el
lustroso pavimento
se esconde el corazón de un
humilde y cariñoso pueblo.
Mamen Manzano García.
Bonito homenaje a Valdemoro Mamen.Debemos sentirnos orgullosos de este municipio, tanto los nacidos aquí como los que hemos sido acogidos con las puertas abiertas.
ResponderEliminarMuy bien ese homenaje a nuestro municipio, Valdemoro duerme, es bien cierto, a ver si nosotros con los destellos de este faro que preside nuestra isla podemos despertarlo y encaminarlo a la literatura y la cultura sin límite.
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